21 de mayo de 2013

Un ángel impuro (Henning Mankell)

Género:    Novela inspirada por un hecho real
Año:         2011
Páginas:   340
Título original: Minnet av en smutsig ängel
Traducción del sueco: Carmen Montes
Valoración: Muy bueno



Cada uno tiene a sus escritores preferidos, esos a los que sigue incondicionalmente a pesar de que en algún momento lo hayan defraudado; no diré que por falla del autor sino porque tal vez no haya sido el momento adecuado para leer un determinado libro.

Henning Mankell me cautivó desde que lo conocí a través de su "Serie Wallander", diez novelas del género thriller o policial que tienen al comisario Kurt Wallander como protagonista. Es lo mejor que he leído de ese género tan difundido. Pero ese "romance" con el escritor sueco continuó con sus restantes novelas, especialmente la "Serie africana", dónde el autor vuelca todo su amor por el continente negro y las personas que lo habitan. Se nota que ese afecto es sincero y lo expresa con mucha solvencia, sin escatimar nunca las críticas hacia los blancos que durante mucho tiempo sojuzgaron  y explotaron esos países en la época del colonialismo.

Mankell mantiene esa posición desde hace varios años y nada hace pensar que vaya a cambiar en el futuro. Posiblemente sus novelas sobre África estén inspirados en hechos que puedan haber ocurrido realmente. Esto es positivamente así en Un ángel impuro, tal cual lo expresa el autor en los siguientes párrafos, en la solapa interna de la contratapa del libro:

"A comienzos del siglo XX sucedió un hecho extraño en el continente africano. Apareció una mujer sueca, como salida de la nada, y quedó constancia de ella como dueña del burdel más grande de la capital de la colonia portuguesa de Mozambique. Años después, esa mujer desapareció sin dejar rastro. A partir de lo poco que se sabe de ella he escrito este libro aaportando el contexto histórico. 
La he descrito tal y como yo la veo, en una época en que no podía cuestionarse el colonialismo ni la superioridad de la raza blanca, y menos aún vencerlos. Una época, asimismo, en que la suerte que corría una mujer durante su vida -sobre todo si era una mujer negra- era un auténtico infierno. En el burdel se enfrentan el poder y la impotencia; allí la pasión es una mercancía. Pero también 
es un lugar donde las vidas se entrelazan, y que me ha inspirado una historia como ninguna otra de las que he llegado a escribir."
                (Henning Mankell)

En estas líneas y en la sinopsis nos enteramos de que va el argumento de esta novela, una historia que el dramaturgo sueco nos hace vivir con mucha intensidad y una notable calidad narrativa. Vale más leer el libro que este comentario; sobre esto no hay ninguna duda.
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Sinopsis
En 2002, bajo el entarimado medio podrido de una habitación del antaño lujoso Africa Hotel, en la ciudad mozambiqueña de Beira, un hombre encuentra un viejo cuaderno; en la tapa lee un nombre y una fecha: "Hanna Lundmark, 1905", pero el cuaderno está escrito en una lengua que desconoce. En 1904, casi un siglo antes de ese extraño hallazgo, una mujer del interior de Suecia desea para su primogénita, Hanna, una vida mejor, y decide enviarla a casa de unos parientes que viven en la costa. Comienzan entonces las peripecias de esa joven valerosa cuyos pasos la llevan a enrolarse como cocinera en un barco que parte rumbo a Australia. Sin embargo, antes de llegar a su destino, Hanna desembarcará en Lourenço Marques (antiguo nombre de Maputo) y, enferma, recalará en O Paraiso, el burdel más famoso de la región. Poco sospecha que acabará regentando el prostíbulo, poblado por seres variopintos como su propietario, el senhor Vaz, el despiadado bóer Fredrik Prinsloo, mujeres como Felicia o Belinda Bonita, o el chimpancé Carlos.
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Primeros párrafos
Un día del gélido mes de julio de 2002, un hombre llamado José Paulo practicó un agujero en el suelo de madera podrida. No buscaba ni una vía de escape ni un escondite, sino que pensaba utililzar aquel parquet deteriorado como combustible, puesto que hacía muchos años que no sufrían una oleada de frío africano tan crudo.
    José Paulo vivía solo, pero se había responsabilizado de su hermana y de sus cinco hijos desde que Emilio, su cuñado, desapareció una buena mañana sin dejar tras de sí otra cosa que un par de zapatos viejos y una serie de facturas pendientes. La acreedora de prácticamente todas aquellas facturas era donna Samina, que regentaba un bar sin licencia en las inmediaciones del puerto pesquero, donde servía tontonto y una cerveza de fabricación casera con un promedio de alcohol desconcertante.
    Emilio se dedicaba allí a beber y a hablar de aquella época remota en la que trabajó en las minas de oro sudafricanas. Sin embargo, eran muchos los que aseguraban que jamás había puesto un pie en Sudáfrica, y mucho menos había tenido un trabajo fijo en toda su vida.
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El autor



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